El aprendizaje es un proceso que engloba la adquisición de conocimientos, valores, actitudes y el desarrollo de destrezas y habilidades. De hecho, las experiencias que los niños adquieren a lo largo de su vida son fundamentales para su desarrollo personal y socioemocional.

Aprender por descubrimiento: el papel de la escuela y del docente

El proceso educativo debe ser estimulante y debe valorar las características de cada niño para que el aprendizaje sea significativo. Sin embargo, el educador/profesor debe tener en cuenta el desarrollo individual de cada niño, ya que cada uno se desarrolla de manera diferente.

Por ello, corresponde a las escuelas brindar oportunidades para que cada niño desarrolle al máximo sus capacidades, a fin de evitar que crezca con limitaciones en un área determinada del conocimiento.

Este artículo propone el uso de algunos recursos educativos que permitan ampliar las posibilidades del niño para adquirir nuevos conocimientos y desarrollar diferentes habilidades desde los primeros años escolares.

En este sentido, el uso de los recursos educativos puede contribuir a ampliar estas oportunidades, respetando así el desarrollo cognitivo de cada niño y favoreciendo así su potencial individual. Por eso mismo, la enseñanza de las diferentes áreas es fundamental, ya que permite el desarrollo de combinaciones intelectuales individuales, a partir de la evaluación sistemática de las potencialidades y la evolución de cada niño.

La sensibilidad de cada educador/profesor para comprender y saber estimular las potencialidades de cada niño es fundamental para un aprendizaje eficaz. De esta forma, cada niño puede aprender y desarrollar habilidades y capacidades, siempre que sean debidamente consideradas y fomentadas.

La importancia de utilizar los recursos educativos

Algunos recursos educativos permiten el descubrimiento, el aprendizaje intuitivo y activo. Además, ayudan a despertar la curiosidad del niño, aportando nuevas experiencias y descubrimientos y posibilitando que el niño sea un sujeto activo en la construcción de su propio conocimiento. En este sentido, el niño desarrolla la capacidad de pensar por sí mismo y de aumentar su autonomía y autoeficacia en la realización de diferentes actividades.

En este tipo de aprendizaje, el educador/profesor guía y supervisa el proceso de aprendizaje y proporciona las herramientas y los recursos necesarios para que el niño desarrolle los conocimientos por sí mismo, de forma autónoma y creativa, pero también de forma amena.