Primera infancia: curiosidad, creatividad e imaginación
La imaginación es un espacio de libertad, de autonomía, de movimiento de ideas. Esta habilidad puede y debe ser estimulada, construida y cultivada, a través de la promoción de diversos juegos, pero también de acciones como pensar, soñar, inventar, dibujar y pintar, que son fundamentales para mejorar la creatividad de los niños.
Sin embargo, todas estas acciones deben desarrollarse en un ambiente favorable, adecuado y acogedor que promueva la curiosidad y la agilidad mental del niño. La curiosidad permite que el niño aprenda de manera efectiva, haciendo que el proceso de aprendizaje sea más placentero y gratificante.
El entorno donde juega el niño debe cultivar su imaginación y despertar la creatividad, permitiéndole crear sus propias fantasías.
Cómo fomentar la curiosidad, la creatividad y la imaginación
Algunos juguetes proporcionan estímulos esenciales para fomentar la curiosidad y, en consecuencia, la imaginación y la creación, pero también permiten al niño vivir diferentes experiencias imaginativas, asumiendo así un papel crucial en su desarrollo estético, afectivo y cognitivo.
La imaginación es la base de toda actividad creativa, es la capacidad de mirar más allá de la realidad. El acto de jugar, por ejemplo, le permite al niño ejercitar su curiosidad sobre el mundo que lo rodea y sobre sí mismo, ayudándolo, de esta manera, a vivir plenamente lo imaginable.
En la primera infancia el niño inicia su proceso de desarrollo, por ello es muy importante la presencia y participación de los educadores y padres en sus juegos. El niño, en esta etapa, comienza a revelar cierta capacidad para resolver situaciones nuevas. Además, aprenden a crear posibilidades para hacer frente a lo desconocido y buscar soluciones a sus dificultades.
En este sentido, es muy importante que se pongan a disposición juguetes que permitan la adquisición de estas habilidades, pero también la capacidad de comunicarse y relacionarse con los demás.
Los juguetes son instrumentos que permiten el ejercicio de la imaginación y la autonomía, ya que potencian la creatividad del niño, abriendo espacio para el aprendizaje y produciendo impactos significativos en su desarrollo.